Acabamos de regresar de Chile, donde se han llevado a cabo algunas experimentales innovadoras sobre cultivo de trufas en el país. Una de ellas es la primera inoculación en un campo de avellanos de Tuber borchii en el continente americano usando la Mycoforest technology. Debido a que se trata de suelos volcánicos, trumados, con un pH de 5,96, aplicamos 9 toneladas de dolomita para subir el pH. Esta aplicación se hizo homogéneamente en una superficie de 1ha.
Otro de estos proyectos es la introducción de Tuber melanosporum y Tuber uncinatum en bosques nativos de Nothofagus sp. En concreto se ha inoculado un bosque de Nothofagus glauca, que en Chile llaman popularmente “roble”, de unos 20 años de edad. Previa a la inoculación, el bosque se raleó, quitando más de la mitad de los pies para permitir la entrada de luz necesaria a la trufa. En este caso la mayor parte del suelo es calizo, con texturas francas, aunque a modo experimental se contempla subir el pH esparciendo caliza en polvo en algunas zonas. 
 Aunque existen experiencias positivas previas de micorrización de Nothofagus oblicua con Tuber melanosporum en vivero y sabemos que la micorriza resultante se mantiene en campo 6 años más tarde (los árboles, incluso, presentan quemado) no existen experiencias con N. glauca. Este proyecto se enmarca en nuestra apuesta por el desarrollo de la truficultura asociada a especies nativas en cada país. Los bosques nativos de Nothofagus se asemejan a la ecología en la que fructifica la trufa de borgoña en el centro de Europa y pueden ser por ello un buen huésped para el Tuber uncinatum.
 En septiembre empiezan a fructificar las Cytarias de las que ya hablé el año pasado, en las ramas de los robles. En este caso dos variedades: el digueñe, mas pequeña, y la pinatra, que fructifica en robles de más edad, más grande y sabrosa, pues su interior tiene un jugo parecido a la miel. Las probamos en ensalada con limón y cilantro y aunque no tiene un sabor marcado, el color y textura dan al plato una nueva apariencia.
Saludos,
Marcos Morcillo