Esta semana fui a tomar muestras para quantificar ADN  de trufa negra a una plantación a media hora de Barcelona. El dueño de la plantación vino con su perro trufero y la sorpresa fue que en poco rato levantó más de 1kg de «chapas» o trufas superficiales. Habían madurado antes de tiempo, en su mayoría por el efecto de la picada o galerías de insectos, que provoca que la trufa emita algo de aroma. Muchas de ellas estaban ya medio podridas y blandas.
En la foto superior podéis observar el peridio rojizo y con detalle que emergen hifas entre sus pirámides.
Ha sido un año con mucha lluvia en Cataluña y sin excesivo calor. Ello debe haber provocado que gran parte de los primordios de trufa que se formaron hayan llegado a desarrollarse, incluso aquellos superficiales, que en otros años se habrían secado a mitad de verano.
Lo mismo debe haber ocurrido en muchas truferas silvestres, así que los jabalíes se deben estar poniendo las botas antes de tiempo. Una pena, pues probablemente encuentren también las trufas que madurarían correctamente a más profundidad…
 Las chapas siempre son más sensibles al clima y a los insectos, como podéis ver en las imagenes siguientes, que empiezan con esas grietas que nos anuncian la trufa que ha engordado a pocos centímetros:

Saludos,

Marcos Morcillo