La pasada semana analizamos muestras de raíz de avellanos de la variedad Dundee producidos in vitro y que inoculamos hace 2 años con la trufa blanca Tuber borchii.

Os recuerdo que estos resultados se enmarcan en un proyecto llevado a cabo entre las empresas Micología Forestal & Aplicada y Coselva, el objetivo del cual es intentar aplicar las tecnologías más senzillas y econòmicas en el proceso productivo que viene utilizando Coselva para la obtención de avellanos y su posterior cultivo, para intentar obtener así un segundo producto (la trufa). Es importante tener en cuenta este planteamiento, pués a la hora de valorar los resultados a nivel de micorrización (y en el futuro a nivel de producción de trufas) previsiblemente estos serán peores que si trabajáramos en las condiciones de nuestros viveros y usando nuestras tecnologías estándar para la producción de planta micorrizada. En este proyecto estamos partiendo de un material vegetal y unas instalaciones no estériles, y además estamos cuidando a los avellanos atendiendo principalmente a la producción de avellana (y no a la de trufas) con lo que a menudo esto puede incidir negativamente esta útlima).

En este caso analizamos 2 pruebas a nivel de vivero: Algunos avellanos estubieron un año en una maceta de plástico y después se transplantaron directamente al suelo del vivero de Coselva (ver fotografía) otros se plantaron directamente en el suelo. Todos ellos se inocularon al mismo tiempo mediante un root-dip de Tuber borchii. Los resultados indican un mayor porcentage de micorrización en los avellanos que primero estubieron en el contenedor (48-72%) que aquellos que se plantaron directamente en el suelo (0-38%).

A nivel de campo analizamos raízes de avellanos de 2 años  injertados y no micorrizados en orígen, que en aquel momento (primavera 2015) se inocularon mediante root-dip con T. borchii.  En este caso muestreamos avellanos a los que se les había estado aplicando abono y otro grupo de avellanos a los que no se les había aplicado. Los resultados muestran la persistencia y incluso un incremento del nivel de micorrización de T. borchii con respecto a los obtenidos un año atrás, siendo mayores en el grupo de avellanos no fertilizados  (65-80%) que en los fertilizados (30-43%).

Xavier Vilanova