Elisa Taschen presentó en el último congreso de Cahors un trabajo titulado “Tri-partite interactions between the black truffle (Tuber melanosporum), the holm oak (Quercus ilex) and herbaceous truffle-grounds plants in mesocosm”

En este trabajo detectaron mediante ADN que T. melanosporum estaba en las raíces de hasta 30 plantas endomicorrícicas, aunque no pudieron demostrar una colonización intra-radical.

Es habitual encontrar trufa negra justo debajo de varias plantas endomicorrícicas, como son el romero, tomillo, enebro o madroño, pero pensaba que tal vez en truferas salvajes, en medio de un quemado donde en pleno verano da un sol de justicia, bajo esos arbustos era el único lugar con algo de sombra o donde se podía mantener algo de humedad. Pero en base a este nuevo trabajo parece que estas plantas pueden promover el desarrollo del micelio de trufa y tal vez, por extensión, el estado nutricional de la encina, a través de las interacciones indirectas planta-planta.

Cunado vemos nuestros propios resultados en la investigación sobre la biodiversidad en truferas, parece cada vez más seguro que tenemos que mirar la trufera como todo un ecosistema. El desafío consiste en saber gestionar esto en plantaciones intensivas, aunque quizás sea más fácil a pequeña escala o en plantaciones «boutique».

Saludos,
Marcos Morcillo